Enfoques terapéuticos relacionados con la ludopatía: una revisión bibliográfica integradora

Resumen

Antecedentes: El juego patológico, o trastorno del juego, se caracteriza por un comportamiento persistente y recurrente que causa un daño significativo, implicando pérdida de control, preocupación constante por el juego y continuidad a pesar de las consecuencias negativas. Según el DSM-5, el diagnóstico se establece cuando el individuo presenta al menos cuatro criterios específicos en 12 meses. La epidemiología indica una prevalencia de entre el 0,5 % y el 3 % de la población adulta mundial, siendo más frecuente en hombres jóvenes y en personas con comorbilidades psiquiátricas. El mecanismo etiopatogénico implica disfunciones en los circuitos cerebrales de recompensa, control de impulsos y toma de decisiones, destacando el sistema dopaminérgico mesolímbico y la corteza prefrontal. Clínicamente, el trastorno se manifiesta con síntomas como aumento de la tolerancia, abstinencia, intentos fallidos de control y pérdidas sociales y económicas. Objetivo: Realizar una revisión integradora sobre los enfoques terapéuticos del juego patológico. Método: La búsqueda se realizó en la base de datos PUBMED utilizando la estrategia: «juego» [título] O «juegos de azar» [título] Y tratamiento [título], incluyendo ensayos clínicos y estudios observacionales publicados en los últimos cinco años. Resultados: La búsqueda de referencias se realizó en junio de 2025 y se identificaron 8 artículos que respondían adecuadamente a la estrategia de búsqueda previamente establecida. Tras leer los títulos y resúmenes de los artículos, se excluyó un estudio porque trataba sobre estrategias para reducir el consumo de cocaína y no sobre la adicción al juego. Los siete estudios restantes se incluyeron para su lectura completa, ya que cumplían los criterios de elegibilidad definidos para la revisión. Conclusión: La revisión muestra que el trastorno del juego implica múltiples ámbitos —neurobiológico, cognitivo, emocional y social— que requieren intervenciones integradas. Las estrategias de sensibilización y regulación emocional son prometedoras, mientras que los tratamientos farmacológicos no han logrado superar al placebo hasta ahora. Además, los enfoques que combinan comorbilidades, como el tabaquismo, y las terapias de pareja amplían las opciones sin demostrar su superioridad. Por último, se destacó la necesidad de personalizar los protocolos en función de los perfiles neurocognitivos. Además, los ensayos futuros deberían integrar marcadores biológicos y psicosociales para optimizar los tratamientos individualizados.